PORQUÉ ESTE BLOG?

ALGUNA EXPERIENCIA ACUMULADA COMO RESULTADO DE HABER PARTICIPADO EN LA FORMULACIÓN JURÍDICA DE LA LEGISLACIÓN -LEY DE ARMAS Y SUS REGLAMENTACIONES (1973 A 1975)-, Y POSTERIORMENTE EN LA DIRECCIÓN OPERATIVA DE DICHO CONTROL (2001 A 2003), ME HA ANIMADO A CONSTRUIR ESTE MEDIO PARA EXPRESAR MIS IDEAS, DESDE UNA POSICIÓN DE EQUIDISTANCIA ENTRE QUIENES PROPUGNAN, POR UN LADO, EL DESARME TOTAL DE LOS CIVILES, Y QUIENES -DESDE EL OTRO EXTREMO-, PRETENDEN LA POSESIÓN Y USO DE ARMAS DE FUEGO LIBRE DE CONTROL.

DEBO ACLARAR QUE MI PENSAMIENTO NO ESTA EXENTO DE DUDAS -MUCHAS E IMPORTANTES-, LO QUE ME CONDUCE A AFIRMAR MI VOCACIÓN DE REVISARLO A CADA PASO Y, DE ENCONTRAR RAZONES ATENDIBLES PARA ELLO, REFORMULAR MIS CONVICCIONES. ES POR ESTA RAZÓN QUE CREO EN LA NECESIDAD DEL DEBATE, EN ARAS DE ACERCARNOS LO MÁS QUE NOS RESULTE POSIBLE A LA VERDAD COMPARTIDA, Y SIEMPRE CON LA HUMILDAD DE NO CREERNOS DUEÑOS DE ELLA.

HECTOR MENDEZ DE LEO

Julio 2007

2 de mayo de 2012

LAS ARMAS DE FUEGO Y SU TRATAMIENTO LEGAL

No hay duda acerca de que cada uno de nosotros aspira a una sociedad exenta de la presencia de armas de fuego. Pero tan cierto como ello es que la propia naturaleza humana hace imposible el logro de tal objetivo, circunstancia esta que nos convoca a explorar el modo mas apropiado de conjurar los inevitables riesgos que ocasiona la presencia de armas de fuego en el seno de nuestras sociedades.

La existencia de armas de fuego y el tratamiento legal de su posesión y empleo por parte de particulares, admite básicamente tres posibles respuestas: 
  1. La adopción de un régimen irrestricto, caracterizado por la inexistencia de toda penalización de la tenencia de armas de fuego, lo cual como resulta obvio torna innecesario el desarrollo de mecanismos de control. Sabido es que no todas las armas circulantes son poseídas con la finalidad de cometer delitos, lo cual si bien cabe ser presumido, no puede ser determinado con seguridad en un régimen de estas características. Vale decir entonces que además del natural riesgo derivado de la falta de todo control en la tenencia y circulación de armas de fuego, debe anotarse la enorme dificultad que ello significa para las labores policiales de represión del delito, frente a la inevitable presunción de legalidad de toda tenencia. Asimismo, la falta de todo registro y control constituye una facilidad adicional para el deslizamiento de armas de fuego de manos relativamente seguras a las de quienes luego las emplearán para delinquir. 
  2. La otra situación posible es la opuesta a la anterior, vale decir la imposición de un régimen de prohibición que, aún cuando inevitablemente deberá admitir un mínimo otorgamiento de permisos, igual que el de prohibición, se caracteriza por la ausencia de mecanismos de control relativamente complejos. Si bien en este caso la presunción de legalidad de toda posesión de armas desaparece, la inevitable realidad de tenencias que, si bien constituyen delito en si mismas, no responden a la finalidad de empleo del arma para la comisión de delitos, también igual que en el caso anterior, dificulta el mejor desempeño de las fuerzas policiales y de seguridad.
  3. Por último, la tercera -y a nuestro juicio mas recomendable- opción es el régimen de permiso controlado, o mas sencillamente el régimen de control. En este sistema, el mayor grado de registración que se obtendrá de las armas circulantes, además de atender satisfactoriamente a las necesidades de la seguridad colectiva en cuanto permite afirmar que sobre la base de controles de buena calidad dichas armas se encuentran en poder de “depositarios confiables”, aporta -por un lado- certeza a las autoridades responsables de la represión del delito acerca de la naturaleza legal de las tenencias, y al mismo tiempo proporciona en tiempo real información indispensable para el rastreo eficaz de las armas involucradas en ilícitos.